Cada día que pasaba por La Lonja, sentía una creciente fascinación por la idea de retratar a estos hombres del mar utilizando Tintype,  una técnica fotográfica originaria de la década de 1840. 

El destino me brindó la incomparable experiencia de acompañar a los pescadores en alta mar. Fue un encuentro cargado de emociones y adrenalina, partiendo del puerto a las 3:00 de la madrugada y viendo cómo arriesgan sus vidas en aguas profundas. Éramos nosotros, la oscuridad, el rugido del mar y el incesante vaivén de las olas. Ser testigo de un oficio en vías de desaparición, la pesca tradicional, tan estrechamente ligada a la sostenibilidad de nuestros mares, fue profundamente conmovedor. 

La intensidad de esta vivencia despertó en mí el deseo de rendir homenaje a la vida de los pescadores y a quienes trabajan en La Lonja, en Palma de Mallorca. Mi contribución a este tributo son sus retratos, congelados en el tiempo sobre una hoja de acero indestructible, para que estas imágenes queden grabadas en nuestra memoria colectiva. Una celebración de la imperfección y la autenticidad. 

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a estos hombres, por regalarme generosamente su tiempo y confianza, permitiéndome retratarlos en estas impresiones únicas.